Tinta ferrogálica
La tinta de muchos manuscritos ha sido elaborada con una mezcla de sales de hierro y ácido gálico. La receta de la elaboración de esta tinta ferrogálica tiene unos dos mil años y ha sido modificada en su composición en innumerables variaciones. De ahí el problema. Un exceso de hierro daña el soporte por un proceso catalítico y mucho ácido gálico quema el papel literalmente hasta su desintegración.